Ayer, en el partido del domingo a las 22:00, donde el Granada y el Mallorca se veían las caras, el fútbol se volvió a ver afectado por un energúmeno y sí, he dicho energúmeno, porque a dicho sujeto no se le puede describir de otra manera.
Corría el minuto 60 del partido (con un marcador de 2-1 favorable al Granada) y el Mallorca se disponía a ejecutar un saque de esquina cuando, a un descabezado no se le ocurrió nada mejor que arrojar un paraguas al asistente de Clos Gómez. El objeto impactó en el rostro del colegiado, causándole una brecha sangrante. En ese mismo momento, tanto jugadores como árbitros decidieron abandonar el terreno de juego y, en los vestuarios, al de poco tiempo, se decidió suspender el partido por seguridad. Afortunadamente, el individuo que arrojo el paraguas que, por cierto, era menor de edad ( se trataba de un joven de 15 años de nacionalidad marroquí residente de un centro de acogida de menores) ha sido detenido.
Lamentablemente, este no es el primer caso de violencia en los terrenos de juego. En 2008, en un partido que enfrentaba al Betis y al Athletic Club, un espontáneo arrojó una botella al cancerbero del Athletic Armando, causándole una herida en la cara. También en 2006 un colegiado fue agredido con una moneda arrojada desde la grada. En fin, todos sabemos que hay sinvergüenzas en todos lados pero, en vez de joder a un espectáculo como es el fútbol, ojalá se quedasen en sus casas.
Así quedo el rostro del colegiado tras el impacto con
el paraguas, el cual lleva en la mano.